Monday, March 19, 2007

Como yo la recuerdo

“La mente selecciona, por así decirlo, nuestros recuerdos y suele hacernos guardar una mejor sensación de cómo fueron las cosas, respecto a lo que en realidad fue dicha experiencia. Igual ocurre con las proyecciones; o sea que, fallamos al bucear en nuestro estado emocional”, dice en La Vanguardia Javier Castañeda.
A todos nos ha pasado, recordamos como una de las mejores etapas de nuestra vida los meses que pasamos en alguna ciudad lejana, en alguna vieja relación o en algún antiguo trabajo. Pero cuando vivíamos esa etapa no estábamos tan satisfechos: en la ciudad lejana nos sentíamos solos, con aquella pareja peleábamos a diario, y en ese añorado trabajo no soportábamos al jefe. Nos engañamos, nos inventamos la historia de vida que queremos; como si quisiéramos que nuestra vida fuera digna de ser película, y una de esa películas motivacionales.
Con el futuro nos pasa lo mismo. En la primaria –en la que sólo había varones– pensaba que la secundaria sería súper divertida porque ya habría “niñas”. La secundaria llegó, y el momento en que la felicidad llegaría decidió mejor situarse en la preparatoria, esa época en la que podríamos manejar, y esas chicas serían más compartidas en las artes del amor. Llegada la prepa, había que poner otra meta… La felicidad, seguro vendría, en la universidad; sí, había que huir del lecho materno, había que irse a vivir solo, en una ciudad desconocida.
Todas estas épocas fueron buenas, pero en todas ellas me quejaba, estaba insatisfecho y apostaba porque algo mejor vendría después.
Hoy busco una nueva meta…La mira está puesta de nuevo en España, ya no será Madrid, será Barcelona. ¿Estarás? ¿Estaré? ¿Estaremos?
Qué razón tiene el psicólogo Daniel Gilbert cuando asegura que "al cerebro no le interesa la verdad sino sobrevivir".
¿Habrá alguna verdad que pueda ser compartida?

Wednesday, March 14, 2007

Siempre decidir

Abre el día con una bandeja de opciones: ¿me despierto?¿me despierto ya? ¿más al rato? En ocasiones se decide no decidir, postergar, llevar al límite el tiempo de espera, llegar al momento en que uno ya no decida, que el tiempo decida. ¿Una decisión previa? ¿había decidido llegar un poquito tarde al trabajo? El momento llegó, me paro, me dirijo al baño. ¿me lavo los dientes? –orinar es casi un reflejo-, ¿me meto a bañar ya? ¿habrá agua caliente? ¿por qué coños no todos los boilers funcionan a la perfección?
Termina la limpieza del cuerpo, no quisiera salir, quisiera quedarme bajo el chorro del agua. Uno quiere limpiar el alma, pero no puede ni con lo más simple. Algo siempre queda sucio, a veces los tobillos, detrás de la oreja, un par de recuerdos de cosas dichas que se debieron callar, de confesiones no hechas que se debieron echar.
Y las decisiones continúan: ¿desayuno? Sí, sino no estaré concentrado no podré trabajar. ¿quiero trabajar? Otra vez, decisión previa. ¿qué desayuno? ¿bastará un jugo de naranja y un plátano? ¿mejor una toronja? Me encanta la toronja, pero no, qué hueva cortarla.
Enciendo el carro, chingado, otra vez no le revisé el aceite, lo tengo que llevar al servicio, ay, pero también hay que pagar la mensualidad, ¿qué haré primero? Mejor no decidir esto, mejor vamos a Cancún con Volaris, sí, ahorita en la oficina busco en la página. ¿Cuánto tendré disponible en la tarjeta de crédito? Mmmm, mejor paso a pagar algo.
¿Qué hago en el trabajo? Bendito sea el señor -y todos los señores-, hoy no me puso ningún evento mi jefa, hoy no decidió la parte fundamental de mi día, a dónde voy, qué escucho, a qué hora puedo ir a comer, qué escribo, qué tan largo lo escribo, con qué enfoque, cómo lo titulo.
Enciendo el monitor, otra vez alguien usó mi computadora, otra vez el mismo de deportes, ¿por qué la deja prendida? ¿será tan complicado el “ya me voy = shutdown”? Entrar o no entrar al messenger ya ni me lo planteo, motivos, pretextos laborales. ¿a quién saludo? Sí a él, pero siempre lo saludo igual, ¿cómo vas? ¿cómo pinta tu día? No, mejor no lo saluda. Ah sí, a ella: ¿Qué cuenta el df? No cuenta nada pendejo, debió decir. Fue polite, no contestó.
Quisiera continuar, terminar el ejercicio de repasar cada decisión tomada durante un largo día, ponerlo en palabras, pero la realidad impone. El ritual de balancear opciones no se dará hoy, hoy el tiempo decidió, que será de mí si sigo con ese afán de decidir no decidir. A bañar que el día va empezar. Hueva.

Monday, March 12, 2007

Richie Rich



"¿Qué le dijo Bill Gates a Carlos Slim?
Nosotros los forbes"...Katia de Artigues


No cabe duda que dinero llama dinero. 49 mil millones de dólares valen las posesiones de Carlos Slim Heliú, algo así como 540 mil millones de pesos, 19 mil millones de dólares más que lo que tenía el año pasado. Unos milloncitos abajo de Bill Gates y de Warren Buffet ¿Cuántas vidas simultáneas podría bienvivir con esa lanita? ¿A cuántos niños podría darles un desayuno, una ida al pediatra, un xBox 360 o una ida a Disneylandia? ¿Cuántas mensualidades atrasadas de mi carro me podría pagar, cuántas maestrías me podría becar, cuántas vacaciones -vuelta al mundo incluída- me podría patrocinar?
Pero bueno, quizás la pregunta más adecuada sería ¿cuánto podría bajar las tarifas de los celulares, del teléfono fíjo, de las comidas de Sanborns, de los créditos que da Inbursa, de las plataformas petroleras que construye, etc, etc, etc?
Debe ser un gusto ser tan exitoso para eso de los negocios; muchos quisiéramos en algo -lo que fuera- ser de los mejores del mundo. El señor lo es, es el rey de hacer dinero... No debemos pedirle filantropía, debemos pedir un Estado que aplique leyes que limiten sus poderes, sus abusos. Y no es simple odio o envidia ante el exitoso, todos hemos padecido malos servicios en alguna de sus compañías, un telcel que te obliga a un contrato de 18 meses, que no te dejaba recibir o enviar mensajes de texto a celulares de otras compañías, un telmex que no te dejaba conservar tu número telefónico fijo si cambiabas de operador...la lista es larga.
No es el único abusivo, pero sí el más representativo.